En una de las entrevistas que me hicieron con ocasión de la publicación de mi libro «Ser mujer negra en España», mientras calentábamos motores y hablábamos de naderías antes de que empezase la entrevista, la periodista me dijo que se sentía negra por dentro. No sé si mi cara de póquer fue muy evidente o no. En cualquier caso, hoy escribo esta carta abierta para todas esas personas blancas que alguna vez han dicho sentirse negras por dentro.
Me cuesta bastante poner todo esto en palabras, porque la verdad es que no sé por dónde empezar. Sin embargo siento la necesidad de escribir esto. Mientras tecleo, en mi cabeza no deja de sonar mi vocecita interior diciéndome que tenga cuidado con la fragilidad blanca. Es muy difícil expresar lo que siento como mujer afrodescendiente cada vez que una persona blanca me dice que se siente negra por dentro. Bueno, no. En realidad no es difícil. Lo que es difícil es tener que sostener esa fragilidad de la que hablo y la violencia que revierte sobre mí para que se restablezca el status quo, la persona blanca deje de sentirse incómoda y la culpable sea, una vez más, yo (yo o cualquier persona negra).
Si las personas blancas que dicen que se sienten negras por dentro creen que decirlo nos halaga, están equivocadas. Al contrario, el hecho de decir «me siento negra por dentro» demuestra que quien lo dice no sabe absolutamente nada de la experiencia real de una persona negra.
La persona que dice que se siente negra por dentro ha construido en su imaginación qué es ser negra en base a estereotipos. Y los estereotipos no tienen nada que ver con la realidad. Así que, ¿por qué iba yo a sentirme halagada por que una persona blanca se sienta negra? Esa imagen distorsionada que esa persona tiene en mente está compuesta por retazos de experiencias descontextualizadas que no tienen nada que ver con mi vida.
Además, cuando como persona blanca dices sentirte negra por dentro, ¿por qué lo haces, desde dónde y con qué intención? ¿Lo dices porque te gusta comer maafé? ¿O tal vez es porque vas a clases de afrobeat? ¿Puede ser porque has aprendido twerking? ¿Porque sabes cuatro expresiones en Wolof? ¿O es porque has viajado por África —por África, así en general, ese gran país— y te impregnaste de las ganas de vivir de su gente, que no tienen nada y te lo dieron todo, siempre con su alegría contagiosa? ¿Es por esto que te sientes negra por dentro? Si es así, estás limitando la experiencia de la negritud a eso, estás simplificando su significado.
Sentirte negra por esto no solo es simplista. Demuestra que lo que haces es basar la experiencia negra en la folclorización. Y, desde ahí, es muy probable que lo único que estés haciendo es caer en una apropiación cultural flagrante y poco más con la excusa de siempre de que lo haces desde el respeto y la admiración. Mira, no.
No es la primera vez que lo digo. Tener una o varias amistades negras no te libra de ser racista. Me da igual que tu profe de afrobeat sea senegalesa. ¿Qué sabes de ella, más allá de lo que compartes con ella en esas clases? ¿O de lo que compartes con ella de fiesta una o varias noches?
También me da igual si esas amistades no dicen nada cuando delante suyo dices que te sientes negra. No está bien. Y no está bien porque el hecho de que tú, como persona blanca, digas que te sientes negra por dentro, deja fuera una parte muy importante de la experiencia de las personas negras en sociedades blancas occidentales y eurocéntricas.
Ser negra por dentro y blanca por fuera tiene muchas ventajas. Para lo cultural mola sentirse negra por dentro; pero en el día a día, ser blanca tiene muchas ventajas. Mira todo lo que te ahorras:
Esta y otras cosas te las ahorras. Desde siempre se ha dicho que las personas blancas quieren todo lo que implica ser negras, pero sin serlo. ¿Y por qué? Porque en realidad todas esas personas que se vanaglorian de ser negras quieren todo lo que tiene que ver con lo cultural, pero no estarían dispuestas a ser tratadas como se trata en realidad a las personas negras.
Te aprovechas de la moda de la interculturalidad para apropiarte de a parte cultural y dejar de lado todo lo que tiene que ver con la discriminación, la opresión y el racismo, porque eso no lo vas a sentir en tu piel blanca jamás. Y eso hace una parte muy importante de la experiencia de la negritud. Plantéate si también resistirías esto. Lo más posible es que no, decía Jane Elliott en este vídeo.
No quiero que te quedes solo con ese vídeo de Jane Elliott, quiero que escuches los testimonios de Cheikh y el de Moustapha, dos hombres afrodescendientes que tienen que gestionar en su día a día la violencia racista que implica ser justamente eso: dos hombres negros en el estado español. Piensa realmente si, cuando dices que te sientes negra por dentro, piensas en enfrentar este tipo de situaciones.
No voy a negar que puedas sentir una admiración tal por las culturas africanas que te haya llevado a querer aprender un idioma, una danza o unos platos típicos. Eso forma parte de la apreciación cultural y nadie puede negar que la sientas y quieras practicarla aprendiendo más de una cultura que te gusta o te atrae por el motivo que sea. Lo que no es necesario es decir que te sientes negra por dentro. Eso no ayuda. Es más: es muy incómodo.
Después de decirte todo esto, me atrevo a un consejito:
Y antes de finalizar, un último apunte: si esto que has leído te ha incomodado de alguna forma, revísate. Lo que yo no voy a hacer es disculparme. Y si sientes el enfado en tu interior subiéndote por la garganta, dándote muchas ganas de librarte de esta incomodidad en alguna de las formas más habituales (culpabilizándome, haciéndome luz de gas, acusándome de violenta), respira hondo un par de veces y pregúntate qué es lo que te enfada tanto y por qué. Los golpes de realidad son duros pero necesarios.
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