El estado de alarma sigue vigente en España. Una gran parte de la población sigue confinada, mientras la propagación de la pandemia del covid-19 destapa el racismo que está generando esta pandemia.
Hace unas semanas hablaba de cómo se perciben algunas de las acciones que están llevando a cabo determinados colectivos. Hablaba de la comunidad china y de la comunidad romaní. La primera fue loada por estar donando mascarillas y guantes a hospitales; la segunda, por repartir comida a personas de riesgo. Todo esto después parte importante de la sociedad participase primero en el aumento del racismo hacia estos colectivos. Las comunidades asiáticas han sufrido una sinofobia brutal. Este odio se ha manifestado desde el hecho de que muchos establecimientos propiedad de personas asiáticas vieran cómo sus ventas descendían, por el miedo de las personas a infectarse. También han sufrido, desde antes de que llegase el virus a España, desde miradas recelosas en los espacios públicos hasta agresiones físicas y verbales. Cuando el miedo aprieta suceden estas cosas.
Ahora la propagación de la pandemia revela necesidades a nivel sanitario, laboral y también económico. Estas necesidades destapan un racismo institucionalizado del que también hay que hablar. Por eso hoy escribo este artículo.
La rápida propagación de la pandemia del covid-19 ha generado la necesidad urgente de encontrar una cura. Hay que trabajar ya en una vacuna para proteger a la población. Y hay que encontrarla cuanto antes. Un equipo de médicos e investigadores de la Fundación Lucha contra el Sida, IrsiCaixa y el Hospital Universitario Germans Trias i Pujol ya está trabajando en ello. También han creado una página web para recibir donaciones y poder utilizar ese dinero para la investigación. La recaudación roza ya los dos millones de euros.
Encuentro maravilloso que la sociedad responda rápido y muestre solidaridad. Al mismo tiempo me pregunto si una iniciativa de investigación para encontrar una vacuna para una enfermedad más letal, pero que afecte solo a las poblaciones de territorios del sur global conseguiría tanta recaudación y apoyo. Me da miedo pensar en que la respuesta probablemente sería negativa. Y me parece injusto, claro.
Por otra parte, hace cerca de dos semanas dos médicos franceses debatían en televisión y esta pregunta disparó las alarmas: «Si puedo ser provocativo, ¿no debería hacerse este estudio en África, donde no hay máscaras, ni tratamientos, ni reanimación?». Jean-Paul Mira, jefe de reanimación en el Hospital Cochin de París, preguntaba. La respuesta la daba Camille Locht, director de investigación en el Instituto Nacional de la Salud y la Investigación Médica. Locht admitía estar «en el proceso de pensar en un estudio paralelo en África».
Samuel Eto’o y Didier Drogba fueron de las primeras personalidades africanas que denunciaron el racismo de esta propuesta. Poco a poco personas anónimas, tanto en África como en la diáspora, se han ido uniendo a la denuncia. La propia OMS (menos mal) condenó la propuesta por «racista y propia de una mentalidad colonial». Así se expresó el director general de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus.
Condenar públicamente unas declaraciones tan abiertamente racistas es necesario. ¿Pero es suficiente? ¿Habrá más consecuencias? ¿Se sancionará de alguna manera a dos científicos que, abiertamente, han hecho estas declaraciones tan horribles? Spoiler: probablemente no.
Cualquiera se escandalizaría si se hiciera la propuesta con personas blancas. Pero cuando se trata de África jugamos al «todo vale». Desafortunadamente son muchas las situaciones de experimentación con la población africana que pasan completamente desapercibidas.
La gente se está llevando las manos a la cabeza. Quiero insistir en que me parece muy bien. Sin embargo estos dos científicos se han limitado a visibilizar lo que se lleva haciendo desde que Europa colonizó África. La población africana es el laboratorio para los experimentos de Occidente. Los cuerpos negros son, desde hace siglos, territorio de pruebas de todo tipo.
James Marion Sims (1813-1883) fue un cirujano estadounidense. Ha sido reconocido como el padre de la ginecología moderna. ¿Sabes quiénes fueron las madres? Las madres fueron todas las mujeres negras esclavizadas que utilizó para experimentar. Sims empleaba, para sus pruebas, a mujeres negras esclavizadas. Las cedían los dueños de las plantaciones en las que trabajaban. Una de ellas, Anarcha, fue operada hasta treinta veces. Todas ellas sin anestesia, a pesar de que para entonces, ya se empezaba a utilizar. Las mujeres esclavizadas eran atadas y sometidas a estas dolorosas atrocidades.
Namibia, 1904-1908. El imperio alemán extermina a los pueblos herero y nama durante el II Reich, gobernado por el káiser Guillermo II, tras la Conferencia de Berlín de 1884, en la que Europa se repartió África a su antojo. Tras adjudicarse el territorio de Namibia, Guillermo II envió a Namibia catorce mil soldados comandados por Lothar von Trotha para sofocar la insurgencia de los pueblos nama y herero, que se rebelaron contra el expolio de sus tierras. Se calcula que antes de esto la población herero oscilaba entre ochenta mil y cien mil personas. Cuatro años después eran unas quince mil, lo que supone que el ochenta y cinco por ciento fueron exterminadas.
El covid-19 colapsó los hospitales. El personal médico estaba desbordado. Faltaban manos. Ante la emergencia, el gobierno se puso manos a la obra para agilizar la homologación de títulos universitarios de profesionales sanitarios extranjeros. Tenían que incorporarse a trabajar de forma inmediata. Esto, que se entiende como una buena noticia, destapa el racismo institucionalizado. ¿Por qué? Resulta que la Ley de Extranjería prevé mecanismos de regularización extraordinaria para personal sanitario que ahora, efectivamente, es necesaria y viene muy bien. Porque en realidad la homologación de títulos universitarios es algo que a las personas de países del sur global les lleva años conseguir.
La homologación de títulos es algo tan costoso que muchas personas extranjeras desisten de solicitarla. Si, además, hay barrera idiomática, se hace necesario pagar los servicios de alguien profesional que presente la documentación en nombre de la persona interesada. Más trabas. Y esto, claro está, contando con que haya citas. Esto es lo que denuncia Safia Elaaddam a través de su proyecto Te cedo una cita. Esta iniciativa pretende visibilizar lo difícil que es encontrar una cita para cualquier trámite relacionado con extranjería.
Además de ser difícil conseguir cita, una vez que se consigue, los plazos para obtener respuesta también son muy extensos, lo que somete a las personas que quieren regular su situación a la vulneración de sus derechos.
¿Y ahora el gobierno corre a convalidar títulos? Es necesario, por supuesto. Por mucho que lo sea, es interesante analizar la situación de forma crítica y ver cómo, ahora que el Gobierno lo necesita para salvar vidas.
La agricultura es otro sector gravemente afectado. El estado de alarma coincide con la recogida de la fruta. Cada año por estas fechas llegan personas migrantes a trabajar como temporeras. Este año el coronavirus y la imposibilidad de desplazarse por el cierre de fronteras se lo impiden.
Para amortiguar el desabastecimiento que se podría dar, el Gobierno se plantea aprobar un nuevo real decreto. Esta norma permitiría contratar a personas paradas y migrantes sin autorización de trabajo para hacer estas tareas. Para las personas migrantes, la norma prevé autorizaciones de trabajo en estas condiciones si:
Según la norma, se podría contratar temporalmente a estos colectivos. Y se les podría regularizar extraordinariamente mientras durase su contrato. ¿Y después? ¿Qué pasará con todas las personas a las que ahora necesita el gobierno?
Esta decisión pone en riesgo la vida de estas personas migrantes y refugiadas. Les da un contrato de trabajo a cambio de que se expongan a contraer el virus. Y ya son colectivos que ven continuamente sus derechos vulnerados. Pero al Gobierno no le importa agravar las condiciones de vida de quienes siempre están en los márgenes. En este escenario cobra más sentido que nunca la petición de #RegularizaciónYa para todas las personas migrantes y refugiadas.
De nuevo se utiliza a las personas migrantes. Ahora sí. Porque ahora el Govierno dice que sirven. Cuando ya no sirvan más, ¿qué pasará con ellas? Hay que pensar en qué situación quedarán estas personas. Se las dejará a su suerte, no podrán renovar esos permisos de trabajo y quedarán en situación irregular. ¿Y entonces qué? ¿Correrán el riesgo de ir a parar a un CIE? ¿O se las meterá en un vuelo de deportación al #ÁfricaSubsahariana? Demasiados interrogantes.
A mí toda esta gestión me plantea muchas dudas, además de producirme un cabreo considerable. Estas medidas dejan claro el utilitarismo de las personas migrantes que caracteriza a los gobiernos europeos. Ahora todo son supuestas facilidades porque conviene. Después, Europa seguirá queriendo ser esa fortaleza a la que nadie entra, y de la que se echa a quien sobra. ¿Lo habías pensado así?
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