Si eres una persona blanca y me lees, probablemente será porque has tomado (o estás) tomando conciencia y tienes intención de deconstruir tu blanquitud, entendida como la posición social y política en la que habitas el mundo. Como parte de esas primeras incursiones, puedes caer en algunas conductas, fruto del desconocimiento, que es mejor evitar.
Está claro que, cuando nos adentramos en una temática que desconocemos, vamos a cometer errores, porque nadie nace sabiendo todo; es más, creo firmemente que el error es una de las bases del aprendizaje así que, si bien es muy normal cometer errores, hoy quiero hablar de algunos de los que puedes evitar en tu papel de persona blanca aliada antirracista. Vamos allá.
Errores a evitar en la alianza antirracista
1. Confundir ser no racista con ser antirracista
Si en algún momento has dicho “Yo no soy racista” y realmente consideras que no lo eres, debo decirte que considerarse no racista no es suficiente. Tienes que ser realmente antirracista para dejar de ser parte del problema que es el racismo. La blanquitud y la supremacía blanca organizan y promueven el racismo. Así que si tú, como persona blanca, no estás llevando a cabo acciones concretas en tu círculo más cercano para combatir el racismo estás siendo cómplice.
Ten muy presentes las palabras de Eldridge Cleaver, escritor, activista político y Ministro de Información de los Panteras Negras: “No existe la neutralidad en el mundo. Tienes que ser parte de la solución; de lo contrario, estarás siendo parte del problema”.
2. Hacer esfuerzos por demostrar que eres aliada
Intenta resistir la tentación de ganar credibilidad mencionando a las personas negras con las que tienes relación. Es complicado, lo sé; pero, por favor, intenta evitar jugar la carta del “tengo amigas/familiares negras” como argumento legítimo. En lugar de decir eso todo el tiempo y de mostrar cuán aliada eres, simplemente sigue haciendo tu trabajo (como antirracista).
3. Autoconsiderarse aliada
La etiqueta de “aliada” no es algo que tú puedas ponerte y, ¡magia!, te conviertes en una. No. Ser aliada no es un fin, es un proceso en el que se trabaja a diario. Y no esperes que a las personas negras (o de otras etnicidades) les importe o se preocupen de que te consideres aliada (no esperes que te den un pin, ni las gracias; no tenemos por qué hacerlo); simplemente, haz tu parte del trabajo.
4. Querer estar en todos los espacios
Dentro de la comunidad afro, en algunas ocasiones se articulan espacios o actividades no mixtas (esto es, libres de personas blancas) a los que no vas a tener acceso. Tu privilegio blanco no desaparece simplemente porque te consideres aliada. Y, sencillamente, hay espacios (de conexión, de autocuidados, de discusión o de lo que sea) que deben desarrollarse dentro de la comunidad, lejos de la mirada de las personas privilegiadas.
Es duro saber que no se puede acceder a un espacio en el que se quiere estar, pero he aquí mi recomendación al respecto; acéptalo y trabájatelo. Y ya. Ah y, por supuesto, intenta no dirigir tu ira ni pretender culpar a la organización de esas actividades por haberte quedado fuera.
5. Juzgar experiencias que no se comprenden
Cuando estés ante una persona que está explicando una experiencia racista, es mejor que no digas que la comprendes y, sobre todo, evita hacer comparaciones. Si te pones a explicar tu vivencia en ese momento, estarás invalidando los sentimientos de una persona que, probablemente, esté contando para sanar.
6. Posicionarse en el centro
Esto no va sobre ti, así que no te sitúes en el centro. El centro, en cuestiones de racismo, corresponde a las personas cuyas vidas se ven atravesadas y afectadas negativamente por esa discriminación, y si eres una persona blanca, no experimentas racismo.