Otro San Valentín

No sé si tú eres de celebrar San Valentín, o de los que cree que cualquier día puede ser el día de los enamorados; en cualquier caso, seas del grupo que seas, te presento lo que para mí sería un buen plan para San Valentín. Y si no celebras san Valentín, oye, el plan te sirve para otro día, porque cada día puede ser un día especial (¡olé, que cursi!).

Bien, ¿y qué se me ocurre a mí? Pues si me pidieras consejo, empezaría por el outfit,  y  te diría que te pusieras elegante, con algún vestido de cocktail y unos zapatos de tacón a juego, como puede ser este conjunto que te enseño:

Se trata de un vestido Mango, oversize satinado, con cuello redondo y manga vuelta, con el bajo redondeado y esta cinta de grosgain en la cintura, que le da el contraste. Los zapatos de tacón Carvela, con brillantes al largo de todo el modelo, tienen una altura de diez centímetros (no aptos si tienes vértigo). Por encima puedes ponerte este abrigo Bouclé convertible con la cremallera vista alrededor de la cintura, que te permite convertirlo en chaqueta corta (y aprovecharlo en otra ocasión con un toque más informal, según prefieras). Y no te dejes el bolso, claro. Un bolso de hombro con cadena como este te puede ir bien.

Y ahora que ya estás vestida, ¿cuál es el plan? Pues en mi última visita a Madrid, a principios de mes descubrí un restaurante del que me he enamorado profundamente. Se trata de Rustika-Casa Ángel, en la Calle Minas 18. Se trata de un lugar encantador, donde podrás descubrir sabores de alrededor del mundo.

Restaurante Rustika – Casa Ángel

Una cena romántica en un sitio lleno de rincones íntimos, y con un personal encantador. A modo de ejemplo, y para que veas la variedad de platos que puedes encontrar, hazte a la idea de que tu paladar puede trasladarse desde Oriente a los sabores del desierto, pasando por platos del mar, y terminando con unos postres caribeños.

Yo fui a cenar cuatro amigas y empezamos pidiendo dos platos para compartir de queso de cabra al horno con reducción de Pedro Ximénez (las cuatro somos queseras). De segundos, pedimos crêpe oriental (sabores de oriente), unos tagliatelle mare nostrum (sabores del mar), azideti (pollo con crema de cacahuete y nata) y Delicia de la sabana (sabores de África).

Para rematar con los postres, pedimos una locura de chocolate (una porción de tarta de chocolate que fuimos incapaces de terminar); una porción de tarta de queso especial, y otra porción de tarta de zanahoria.

¡Pero espera! ¡Que también tienen cócteles! Así que finalizamos el atracón pidiendo un manhattan y unos mojitos mojados (el camarero no quiso explicarnos el por qué de que fueran mojados; habrá que volver y preguntar).

Después de esta cena, yo creo que ya viene un “y lo que surja”, ¿no? Que, bueno, si lo que surge tiene que seguir con los tintes románticos, te recomiendo que, si no conoces la firma de lencería íntima Soleil Sucré, te pases por alguna de sus tiendas a hacerte con alguna de sus “chucherías”.

¿Qué te parece el plan? Si puedes, date el capricho y me cuentas (pero solo la parte que se pueda contar).