En más de una ocasión me he planteado si la rabia, sentir rabia, es un privilegio. Bueno, más que sentirla, poder expresarla. Así que cuando supe de la maravillosa exposición Todos los tonos de la rabia, sentí que tenía una buena oportunidad para aprender de dónde y por qué surgía la idea. Al final resulta que con mi planteamiento no iba tan desencaminada. Si quieres saber más, puedes leer el artículo que escribí para mi columna Desenredando, en Público. Pincha en este enlace para acceder al texto completo.
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