Se acerca San Valentín (que a mí, personalmente, me da bastante igual, la verdad), y después de todos los pormenores, hay elecciones en Catalunya. Tras días de estar pendientes de las decisiones del TSJC, de hacernos dudar de si sí o si no, y que si en mayo que si en febrero, ya está todo claro. La hora ha llegado y toca votar el domingo 14 de febrero en las elecciones autonómicas de Catalunya.
Cada vez que hay votaciones, hay personas que deciden no ir a votar porque están hasta las narices. Sienten que los políticos nos mangonean y no quieren saber nada. Hoy vengo a hacer una propuesta a todas las personas abstencionistas. La idea es que, aunque se abstengan, usen su voto. Y eso lo pueden hacer a través de la campaña «Votar es un derecho», impulsada por la Safia Elaaddam, a quien puedes seguir en Instagram y en Twitter bajo el nombre de «hijadeinmigrantes».
Safia lleva poniendo en marcha esta campaña desde hace algunas elecciones, tanto nacionales como autonómicas. Su intención es dar una solución a muchas personas que, tanto en España como en Cataluña, se encuentran en una situación de agravio comparativo.
En el estado español solo pueden votar las personas que tienen DNI. Esto significa que las personas migrantes no pueden votar, y su descendencia tampoco. Esto es porque en España, los recién nacidos tienen la misma nacionalidad que sus progenitores.
La decisión de cómo se adquiere la nacionalidad de cada país la determina el ordenamiento jurídico de cada país. Así la adquisición de la nacionalidad puede ser por ius sanguinis, como es en el estado español. Ius sanguini es una locución latina que significa “derecho de sangre”. Implica, tal y como he explicado, que cada bebé que nace en España tiene la nacionalidad de sus progenitores. Por lo tanto, si estos tienen nacionalidad española, o uno de los dos la tiene, el bebé también.
La otra opción para la adquisición de la nacionalidad es el ius soli, que significa “derecho de suelo”. En este caso, cada bebé que nace en el país, tiene la nacionalidad del país de nacimiento, aunque no sea la nacionalidad de sus progenitores.
Es cerca de un 73% de personas extranjeras con residencia legal en España el que no puede ejercer su derecho al voto en las elecciones nacionales y autonómicas. La situación es diferente en el caso de las elecciones europeas, en las que las personas de otros países de la Unión Europea residentes en el estado español, sí pueden votar. Aún así, quedan muchas personas extracomunitarias que no pueden participar.
El caso de las elecciones municipales es diferente. En ellas la ley establece que solo pueden participar personas migrantes procedentes de otros veintisiete países comunitarios y de otros estados que hayan firmado con España un acuerdo recíproco. Por lo tanto, esos países en con los que se ha firmado dicho acuerdo también deben permitir votar a la ciudadanía española que residen en su territorio, si cumplen con lo establecido en el convenio.
En esta situación se encuentran las personas migrantes originarias de los siguientes países:
Sin embargo, y aunque hay un porcentaje importante de residentes de Colombia o Ecuador, las comunidades más numerosas de personas migrantes, como la marroquí y la china, siguen quedando fuera de la posibilidad de ejercer su derecho al voto.
Generalmente, los países que reconocen la nacionalidad por nacimiento, es decir por ius soli, suelen ser países con políticas más amables con la población migrante. Algunos países que reconocen la nacionalidad por nacimiento son Argentina, Barbados, Canadá, Chile, Panamá o Estados Unidos. Los países con políticas de inmigración más estricta suele optar por la obtención de la nacionalidad por filiación, es decir según la nacionalidad de los ascendentes. Sería el caso de España y de otros países de la Unión Europea, como Italia, Alemania, Holanda, Bélgica o Francia.
Esto es lo que le pasa a Safia: nació en Cataluña, donde ha sido escolarizada y ha ido a la universidad, trabaja, paga impuestos, pero no puede votar porque sus padres no tienen nacionalidad española. Por lo tanto,las personas migrantes no tienen posibilidad de ejercer su derecho al voto. Esto convierte un derecho en algo similar a un privilegio, ya que no todas las personas que han nacido y viven en el estado español, pueden ejercerlo.
Cuando Safia se dio cuenta de la cantidad de personas con DNI que, teniendo la posibilidad de votar, deciden abstenerse, puso en marcha esta campaña, «Votar es un derecho», con la colaboración de Ahmed Nasser.
¿Cuál es la finalidad? Poner en contacto a personas con nacionalidad española que se abstienen de votar con personas extranjeras que no tienen derecho a voto. Entonces las personas abstencionistas votan en el sentido en el que desean las personas sin derecho a voto. Hay quien se pone las manos en la cabeza, pero esta iniciativa particular pretende compensar la vulneración de derechos civiles que viven miles de personas mientras el sistema relaciona el derecho a voto a la nacionalidad, y la nacionalidad, a su vez es difícil de conseguir ya que los trámites para conseguirla pueden alargarse años.
Si vives en Catalunya y has decidido que no quieres ejercer tu privilegio de votar -porque, tal y como está configurada la ley, parece más un privilegio que un derecho-, colabora con esta iniciativa.
Entra en la web votaresunderecho.es e inscríbete para ceder su voto. Así contribuirás a que alguien que nunca ha votado pueda hacerlo a través de ti. No llegas a imaginarte el bien que puedes llegar a hacer con una acción que para ti es tan pequeña e insignificante.
En la web, además, hay un manifiesto que al que te puedes adherir si consideras que las personas extranjeras deben tener reconocido su derecho a ser sujetos políticos activos y poder participar en los procesos electorales del estado español y, por lo tanto ejercer su derecho al voto, activo y pasivo, es decir, a elegir y ser elegido, en el marco del derecho a participar de la vida política de la sociedad.
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