Paola Hurtado es una mujer afrodescendiente, migrante, madre y psicóloga, y ha aceptado la invitación a hablar sobre el proceso de racialización de su propia maternidad. Este es su testimonio.
¿Por qué racializar la maternidad?
Soy madre de una niña birracial. Desde que era un bebé miraba algunos de los cuadros de mujeres negras que hay por casa y con su pequeño dedito regordete los señalaba y decía “mamá”. Mucho antes de saber qué es raza, mucho antes de saber lo que el proceso de racialización supone, la identidad existía.
Desde pequeña he tenido claro lo que supone ser mujer y negra, ya que siempre ha sido algo importante y algo de lo que estar orgullosas, como decía mi abuela. Pero criar es otra cosa, y más en el estado español.
¿Qué supone la crianza racializada?
A mi entender, es una forma muy eficaz de introducir con amor, en un entorno seguro y confiable el proceso de racialización que viven y vivirán nuestres hijes. Y aunque no quería condicionar a mi niña, veo importante ir introduciendo las historias no contadas y lo que supone la identidad en las personas racializadas.
Empecé este camino creando un espacio seguro para hablar de raza y de identidad en el hogar, sin que sus ideas sean juzgadas. Dejamos fluir la raza, a ver que salía de ahí, y es maravilloso lo que se puede aprender de une niñe que apenas tiene prejuicios.
También, normalizamos las conversaciones alrededor del color, de la diferencia entre mamá y papá, y de la nueva identidad que está desarrollando Zoe, nuestra hija. Esto es, papá y mamá son dos personas que han crecido en culturas diferentes que tienen experiencias diferentes sobre el color, la identidad y la raza que, necesariamente no se tienen que repetir con ella, pero que existen de referencia por si un día las necesita coger.
Normalizamos la tendencia a decidir lo que ella quería ser y defender su identidad o identidades que le dé la gana tener. Reforzamos su autoestima y resiliencia. Subimos mucho el nivel para que el techo de cristal no esté en su interior.
Tuvimos mucha cautela con las historias no contadas y la belleza de otras culturas, ya que era necesario continuar la historia no escrita, así como la propia.
Mi experiencia vital
Soy mujer negra, migrante afrodescendiente, con un experiencia vital muy distinta a la del padre de la criatura. Veía la necesidad de contarle quién soy y de dónde vengo. Sobretodo contarle quién era mi abuela y quién mi bisabuela. En mi familia son importantes estas tradiciones, transmitir el matriarcado de generación en generación.
Mi abuela fue la mujer más importante de mi vida. Me miraba con ternura y me decía que todo estaba bien. Recuerdo sus palabras de ánimo cada día y sus miradas cómplices. Hablaba del color y de raza con la soltura que dan los años de vida. Veía la belleza que hay en mí antes de que yo me la planteara, y me mostró que ser negra, ser yo, estaba muy bien, más que bien a pesar de.
Mi abuela me enseñó que nuestro pelo estaba bien. Ella nunca se tocó ni un solo rizo de su preciosa cabellera. Me enseñó a querer mi negritud y a abrazarla. Me inculcó la lectura, pero sobretodo la escritura. Me hacía sentir que amaba cada parte de su cuerpo. Con ella la raza era más fácil, más sencilla, más humana. Y eso precisamente es, con su permiso, lo que quiero legar a mi pequeña hija.
Crianzas racializadas
Mi abuela racializó mi crianza, aunque ella nunca sabrá (o quizá sí) todo lo que consiguió. Supongo que racializar la maternidad es un acto de generosidad, ya que es la transmisión de nuestra historia, de nuestra identidad.
Sé que Zoe irá viviendo varios procesos propios de su desarrollo, pero quiero que lo primero que escuche sobre ella misma sea maravilloso, que conozca su familia, su historia, nuestras historias.
Intento que la crianza de mi abuela siga viva y se ponga en el centro de nuestras preocupaciones. Gracias a ella, aumentó de muchas maneras mi autoestima y, aunque las he visto grises, cada palabra, cada gesto los llevo grabados en la memoria.
Nadie me puede quitar eso, y creo que, en definitiva, la transmisión de una infancia racializada, es el mejor regalo que me pudo dar y el que espero seguir ofreciendo a mi hija.
Esta es la vivencia de Paola sobre la racialización de la maternidad. Y podrás conocerla todavía más de cerca si te apuntas al curso online “Maternidades racializadas”, ya que uno de los bonos incluidos en este curso es precisamente una sesión impartida por ella.
Si después de leer a Paola consideras que racializar la maternidad es necesario, pincha aquí y accede a la página donde encontrarás toda la información. Recuerda: empezamos el 2 de marzo.
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