Ayer, 25 de mayo, se celebró el Día de África. Durante este día se conmemora la fundación, en 1963, de la Organización para la Unidad Africana. Esta organización se conoce actualmente, y desde 2002, como Unión Africana (UA). La Organización para la Unidad Africana fue el resultado de encuentros anteriores. EL primero tuvo lugar en Accra, Ghana, en 1958, convocado por Kwame Nkrumah el entonces presidente del país.
El encuentro se llamó I Congreso de los Estados Africanos Independientes. Su finalidad era mostrar la evolución de los movimientos de liberación e independencia que se estaban dando en los territorios africanos. También pretendía dejar patente la voluntad de estos países de liberarse de la dominación y explotación coloniales. Durante este congreso se propuso la celebración del Día de la Libertad Africana.
Fue Haile Selassie, emperador etíope, quien organizó la reunión de 1963 en Addis Abeba. En ella participaron treinta estados africanos. El acuerdo adquirido fue promocionar el proceso de descolonización de determinados territorios. También se comprometían a apoyar el esfuerzo de quienes estaban combatiendo por la libertad. Tras la firma de la carta, el día 26 de mayo, se instauró el Día de la Liberación de África, en sustitución de la proclamación del Día de la Libertad de África. Desde entonces, el Día de África se ha venido celebrando bajo el mandato de diferentes dirigentes de países africanos.
Creo que es importante dejar claro algo. El movimiento panafricanista fue el motor de las luchas anticoloniales y las resistencias que abocaron a los territorios africanos a luchar por sus independencias. Estos movimientos de liberación sucedieron entre 1958 y 1975. Desafortunadamente, la historia no deja constancia de ello. Sabemos los años en los que algunos de los países se liberaron del yugo colonialista, pero no sabemos quiénes impulsaron los movimientos. Tampoco cómo se libraron esos procesos de liberación. Este hecho hace que, en el imaginario, se siga desconociendo que los territorios africanos y sus habitantes siempre mostraron resistencia a los movimientos de colonización.
También me parece relevante resaltar esta fecha y estos congresos para que quede patente la voluntad de los países africanos de organizarse desde hace décadas para resistir a las invasiones coloniales. Tal y como he dicho antes, la Unión de estados Africanos de 1958 fue impulsada por Nkruma, pero hubo más. En 1991, se fundó la Comunidad Económica Africana, y sin embargo nadie nos ha hablado de esto. El desconocimiento de estos movimientos de autonomía y de reclamo de la autodeterminación es la causa de que un gran número de personas, fuera del continente, crean que los países africanos dependen completamente del asistencialismo. Eso y las campañas publicitarias de la cooperación internacional, claro.
Actualmente la Unión Africana es una alianza formada por cincuenta y cinco estados africanos. Puede que el dato te sorprenda, ya que la Organización de las Naciones Unidas reconoce cincuenta y cuatro estados. El último es la República Árabe Saharaui Democrática. La RASD no goza de reconocimiento como país independiente y está controlada por Marruecos. El año pasado (2019) se suspendió a Sudán de la UA por utilizar la violencia contra la población durante las manifestaciones de la revolución sudanesa. Las revueltas sucedieron entre 2018 y 2019. Durante estos disturbios se cometió el asesinato de personas civiles. Las protestas se iniciaron en Jartum, la capital sudanesa. El descontento por el aumento de los precios de los productos básicos prendió la mecha.
El lema de la UA es “Un África próspera, pacífica e integrada”. La sede de la UA se encuentra en la capital de Etiopía, Addis Abeba. En la actualidad, la UA vela la coordinación de un trabajo conjunto que permita abordar los principales problemas sociales, económicos y políticos del continente. Dentro de esas temáticas se encuentra la prevención y solución de los conflictos territoriales, la promoción del desarrollo de sus estados y la unidad panafricanista. Otro de los puntos de incidencia del trabajo de la UA, junto con ACNUR, es poner fin a los desplazamientos forzados, ya que el continente africano registra más de un tercio (unos 20 millones de personas) de las personas refugiadas y desplazadas internas del mundo.
Sin embargo, la UA se encuentra con limitaciones económicas que hay que considerar. Estas limitaciones impiden que su trabajo pueda tener una mayor incidencia y más efectividad en el territorio. El edificio en el que se aloja su sede es un regalo de China y parte de su presupuesto tiene su origen en las donaciones extranjeras. Así, la garantía de independencia y la voluntad de deshacerse del intervencionismo queda en entredicho. Para paliar esta situación, se ha creado un impuesto que pretende financiar la organización. Este impuesto se aplica a los productos comprados en extranjero. Este gravamen es de reciente implantación, así que no hay manera de saber hasta qué punto permitirá la independencia económica de la UA.
Actualmente el Día de África se celebra en diferentes localizaciones del continente. Afortunadamente, las celebraciones trascienden y llegan a la diáspora, la que formamos las personas afrodescendientes y que vivimos fuera del continente. Desde la diáspora, la conmemoración del Día de África es un ejercicio de honor hacia nuestras raíces y nuestra ancestralidad, y un momento más para conectarnos con el continente.
Este año, la pandemia del Covid-19 ha obligado a adaptar las celebraciones y convertirlas en actividades virtuales. Por ejemplo en España, Casa África organiza diferentes actividades en línea durante lo que queda de mes para celebrar el Día de África con charlas, sesiones de cine, talleres de danza o cuentacuentos. Diferentes cuentas de activismo afro de diferentes lugares del mundo también se suman a la conmemoración informando a su público sobre la trascendencia del Día de África. Puedes ver las publicaciones de AfroUp, en Colombia; de Sani Ladan o Afroféminas, desde España para acercarte a diferentes formas de honrar al continente desde diferentes perspectivas.
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